Soneto LXVI
No te quiero sino porque te quiero
y de quererte a no quererte llego
y de esperarte cuando no te espero
pasa mi corazón del frío al fuego.
Te quiero sólo porque a ti te quiero,
te odio sin fin, y odiándote te ruego,
y la medida de mi amor viajero
es no verte y amarte como un ciego.
Tal vez consumirá la luz de Enero,
su rayo cruel, mi corazón entero,
robándome la llave del sosiego.
En esta historia sólo yo me muero
y moriré de amor porque te quiero,
porque te quiero, amor, a sangre y fuego.
Este soneto de Neruda demuestra exactamente que el amor es y no es, que nadie lo entiende, que se transforma, que en un momento se siente y al instante desaparece. Que hace perder la razón y con el tiempo crece y más se pierde. Se ama lo que ya no existe y se comienza a odiar lo nuevo que se conoce, amando y odiando, y sintiendo que todo es amor, lo que detestamos y nunca soportamos, pero aunque morimos si todo acaba .
No comments:
Post a Comment